Considerado como uno de los monumentos naturales más impresionantes del mundo, el Tajo de Ronda es una garganta de 100 metros de profundidad que ha sido creada por la erosión del rio Guadalevín, y que le sirve de emblema a la ciudad de Ronda. Sobre él se erige el puente nuevo, de 70 metros de largo y 98 metros de altura, cuya construcción inicio en el año de 1751 y fue concluida 40 años después en gran parte por la dificultad del terreno.
Es uno de los atractivos turísticos más visitados de la ciudad de Ronda, y las razones saltan a relucir, desde la vista que proporciona el puente nuevo, las casas parecieran que cuelgan en el aire, casi a punto de caer. El puente tiene aspecto de un acueducto adornado con sillería de piedra, y mediante su recorrido, se unen la ciudad de Ronda y el mercadillo, es posible bajar al fondo del Tajo a través de las escaleras, que antiguamente se utilizaban para llegar a los molinos.
El recorrido por el Tajo de Ronda se extiende hasta encontrarse con otros puentes, como lo es el puente viejo, construido en el año de 1616, mide 5 metros de ancho, por 30 metros de largo, y aunque sus características no se comparan con las del puente nuevo, es un complemento que termina por adornar un paisaje de que por sí solo, deja sorprendido a quien tenga la oportunidad de visitar este maravilloso lugar.
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Monumental. Esa es la palabra que mejor le cabe al Tajo de Ronda. La primera vez que lo vi sentí reverencia no sólo por el marco natural en el que surgieron esas impresionantes formaciones rocosas sino por los humanos que hicieron en ese lugar un puente tan fastuoso, tan imponente. Tengo unas hermosas fotografías de aquel lugar y aún mejores recuerdos.