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Málaga, orgullosa capital de la Costa del Sol y núcleo de vacaciones veraniegas que acoge a miles de turistas durante esos meses, se convierte poco después en una ciudad acogedora y diferente, encarando el inicio del frío, en los meses de invierno. Cuando el sol deja de ser el principal protagonista y las temperaturas comienzan a bajar, Málaga muestra su otra cara, la de una ciudad moderna con muchos atractivos culturales que se pueden disfrutar en esta época del año.
Sin el calor agobiante de los meses estivales, pero sin que el frío sea ni mucho menos intenso, el otoño en Málaga es una temporada perfecta para conocer la ciudad más a fondo, acudiendo a sus teatros, cines o salas de conciertos, disfrutando del arte de la ciudad en todo su esplendor. Las nuevas temporadas de las compañías de danza y teatro o las muchas exposiciones preparadas en museos tan importantes como el Thyssen o el dedicado a Pablo Ruíz Picasso completan una maravillosa oferta cultural para los más exigentes.
Los parques y calles de Málaga se visten con un color diferente en invierno, un color cálido que anima a pasear por ellos, a detenerse en alguna taberna, bar o restaurante a degustar la magnífica gastronomía de la ciudad, y a recorrer sus edificios históricos, desde la Catedral renacentista a la impresionante Alcazaba, para comprobar in situ como las diferentes culturas que han pasado por esta ciudad dejaron su huella para la posteridad.
Quien piense que el interés de Málaga termina cuando lo hace el verano es que no conoce la magia de la ciudad malacitana en otoño, con tantas cosas que hacer y tanto por descubrir, cuando la mayoría de turistas ya han regresado a sus países y la Málaga íntima y acogedora se descubre ante nosotros.
Foto: Flickr